Ortodoncia

La ortodoncia es una especialidad odontológica que estudia, previene y corrige las alteraciones del desarrollo, las formas de las arcadas y la posición de los maxilares.

Su objetivo es restablecer el equilibrio morfológico y funcional de la boca y de la cara, mejorando también la estética.

¿Qué se busca conseguir con la ortodoncia?

El objetivo de la ortodoncia es la movilidad de los dientes buscando su normalización oclusal o el desplazamiento de todo el conjunto dentario. Pero sobre todo, corregir trastornos funcionales de la masticación.

¿Qué tipos de aparatos hay? 

Aparatos funcionales

Son aquellos que únicamente realizan modificaciones funcionales y luego dan lugar a cambios estructurales.

Este tipo de aparatos tiene su indicación durante la dentición temporal o la dentición mixta. Simplemente con su presencia modifican el funcionamiento del sistema sobre el que actúan. 

Al cambiar la dirección e intensidad de las fuerzas musculares también producen desplazamientos dentarios o maxilares. El uso de aparatos funcionales requiere de una gran colaboración por parte del paciente.

Aparatos removibles

Son aquellos que se puede quitar el mismo paciente. Con ellos se pueden aplicar presiones controladas sobre los dientes que se desea desplazar, mediante la acción de elementos mecánicos activos, como resortes, arcos, tornillos.

Estos aparatos actúan directamente desplazando los dientes sin tener nada que ver en las fuerzas que participan en las funciones de masticación, deglución, fonación y otras.

Son comúnmente conocidos como “placas” y son de gran utilidad para la expansión de los maxilares, sobre todo del superior, en especial para las mordidas cruzadas y leves apiñamientos.

Aparatos fijos

Son los únicos que, debidamente utilizados, pueden realizar todo tipo de movimientos, como enderezamiento, torsión y rotación. Tienen la capacidad de desplazar de forma individual a todas las piezas dentarias en cualquier dirección, cosa que no sucede con otros aparatos.

En muchas ocasiones es necesario el uso de elásticos intermaxilares, que proporcionan la presión necesaria para mover dientes y maxilares hacia sus posiciones correctas.

Una  vez quitado los aparatos fijos, termina el tratamiento activo pero queda un paso muy importante  todavía llamado de retención. Los retenedores están diseñados para mantener los dientes en su posición correcta hasta que hueso y encías se adapten al cambio. En caso de no llevarlos se corre el riesgo de que se vuelva a la situación anterior al tratamiento.

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